El verano es una época en la que se come mucha fruta y sobre todo, aquellas que son más frescas, como ocurre con las sandías y los melones. En concreto, en los meses más calurosos la sandía ayuda a mantener una hidratación adecuada, es refrescante, jugosa y con un sabor único. Sin embargo, elegir la sandía perfecta puede llegar a ser un auténtico desafío.
Desde su peso hasta el sonido al golpearla, hay algunos trucos infalibles para saber escoger una buena sandía que esté madura, jugosa y llena de sabor.
Observar el tamaño y la forma
Por norma general, las sandías maduras suelen presentar una forma más ovalada o redondeada y un tamaño uniforme. Para encontrar la mejor sandía, es importante cerciorarse de que no tiene áreas blandas ni deformaciones, ya que esto podría indicarnos que está pasada o bien, madura en exceso.
Buscar la mancha amarilla
Una de las señales más clásicas para saber si una sandía está en las mejores condiciones es la presencia de una mancha amarilla o cremosa en alguno de sus lados. Habitualmente esta mancha se forma en la zona donde la sandía ha estado en contacto con el suelo y, por tanto, es símbolo de que ha madurado al sol. Cuanto más grande sea la mancha, más madura estará la sandía y, sobre todo, más dulce.
Golpear la sandía
Aunque parezca increíble, dar pequeños golpes a la sandía puede revelarnos mucho sobre la calidad de la misma. Para garantizar que la sandía está madura, debemos escuchar un sonido sordo y hueco al golpearla. Si notamos un sonido más agudo o metálico entonces es probable que la pieza esté pasada o que tenga demasiadas pepitas en su interior.
Fijarse bien en la piel
La cáscara de una sandía madura siempre presenta un aspecto firme y brillante por tanto, todas aquellas sandías que tengan en su piel manchas blancas o áreas hundidas puede ser una seña de que ha sido dañada o está deteriorada.
Pesar la pieza
Uno de los trucos más llamativos para saber si una sandía está madura y es de calidad es pesarla. Independientemente de su tamaño, las buenas sandías deben sentirse siempre pesadas, ya que esto significa que están llenas de agua y por tanto, muy jugosas. Si pesamos una sandía y la sentimos ligera en comparación con su tamaño, entonces podría significar que está pasada o seca.
Examinar la cola
La cola de la sandía también puede proporcionarnos muchas pistas de la madurez de la pieza. No hay que dejarse llevar por una cola fresca y verde, aunque llame más la atención, las sandías que están en perfectas condiciones tienen la cola seca y marchita, lo que indica que ha madurado bien.